Cuando las razones se desdibujan en el recuerdo
sólo queda espacio para tortuosas alegrías
pequeñas y fugaces
pero tan absolutas como las verdad de los niños.
Cuando las lágrimas ya no son torrente
sólo dan una tregua -una brevísima-
para reencontrar los motivos
y dar paso despiadado a la melancolía
Cuando el corazón se despierta
¡Pobre la conciencia!
porque la convicción sucumbe ante la esperanza
Cuando las voces cesan
sólo queda el silencio
lo por decirse
como un recuerdo que no pasó,
y su doloroso desasosiego
Cuando ya no estás
acaban los abrazos
acaban los motivos
y los desencuentros
Pasan las familiares tristezas
y se instala la incertidumbre.
Se renuevan las penas
y el alma es sólo un viejo taller de sueños
abandonado y lúgubre
por nadie sabe qué tiempo.../
(2011)
Carlita....
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