lunes, agosto 20, 2018

Helena junto al mar


  Claro que Helena quiere vivir junto al mar. -¿Y quién no?- te preguntaría para luego contarte con harto detalle imaginativo su vida por vivir allí. Helena tiene dieciséis, pero tenía ocho cuando fue por primera vez con sus padres a la costa en un día soleado y feliz, allí descubrió el paisaje que quedaría impregnado para siempre en su piel. Desde entonces su ropa le huele a mar, su cabellera desordenada ondula como las algas y el susurro del oleaje la acompaña en sus sueños.

  Hoy por fin ha planificado con Gerardo y Sofía una excursión. Sus amigos la han escuchado tanto que ya están convencidos de que hay que ir. Así que preparan todo. Ella se viste de caracolas y coral, peina su cabello de algas, juntan comida y se encuentran para irse.

  Luego de un rato llegan a una hermosa costa. Y el día es de nuevo, perfecto. La arena, blanquísima, diminuta e infinita tiene ese calor reconfortante del sol. El agua es serena y fresca, y la brisa, con su olor embriagador de sal la invita a fluir, con un idioma que sólo las dos conocen. Una vez en el agua sólo hay chapoteos, risas y el susurro de la brisa, que le cuenta de su vida marina.

  Helena se zambulle y descubre ahora lo que antes intuía: Es una sirena. Su piel es ahora húmeda e impermeable, suave y tornasolada, su cabello de algas, rizado y ondulante se llena de caracolas y pequeñísimos crustáceos que acarician su melena, y sus piernas ahora juntas, la impulsan hacia el fondo… Esta feliz y cada vez más enamorada del mar. Sin dudarlo se olvida pronto de Gerardo y Sofía que se agitan en la superficie, para sumergirse irremediablemente en su destino.


  Tuvieron que esperar que cesara la tormenta para que los médicos y enfermeros del asilo psiquiátrico pudieran iniciar la búsqueda. No pasó mucho tiempo hasta que los hallaron flotando plácidamente en el agua de la piscina comunitaria del pueblo. Los primeros sin vida pero a Helena, con una sonrisa feliz, y los ojos perdidos inexorablemente en el último recurso de su atormentada mente, después del trastorno de estrés postraumático agudo que padecía desde que presenció la agónica muerte de sus padres, tras que un camión arrollara el vehículo en el que regresaban de su mágico y feliz día, junto al mar.


Carlita....

fuente de la imagen: https://www.artstation.com/artwork/exaRD

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