sábado, marzo 14, 2015

Tormenta


Algodonadas, las cimas más altas acusan
a la distancia entre su granito
y aquella constelación que puede ser Afrodita
o cualquiera.
El aire anuncia tormenta
la tierra exhala  tenue y entrecortado
el vapor carbónico del día
mientras  las huellas indelebles de una incursión
que le es celebrada,
recorren depresiones y colinas
en busca de la última noción de sí misma.
A lo lejos la promesa de la hierba tropical
fluvial y tibia,
es el pubis en expectación;
la sinuosa depresión territorial
con los valles y las simas que la dibujan
son una geografía conocida
un paraje familiar de la infancia
un territorio sereno y violento
en permanente definición.
A pesar del argumento,
la vida que contiene es feroz.
No escucha razones.
Es impúdica y sin decoro.
En su determinación
caza, depreda, rodea y acomete
sin que la víctima de su supervivencia
pueda esgrimir defensa alguna
El silencio es roto,
y expira en mil rayos contra el sílice
la más cercana agonía.
La muerte es entropía.
 Y sin que nadie puede detenerla,
la resurrección es una promesa

que dista mucho de interesarle.
Carlita....

No hay comentarios:

Publicar un comentario