martes, marzo 03, 2015

El Ilusionista


El ilusionista

Para Héctor Bello,la devoción por el lenguaje


El ilusionista se sienta en la silla
y escribe.
Calibra concienzudamente sus palabras
y momentáneamente olvida el desgaste
del cigarrillo encendido a su lado,
y de su cuerpo.
Está jugando a la ilusión.
Dice que es “aprendiz”,
pero deja resbalar su pericia sigilosamente
y permite hacerse un dibujo diferente de sí.
El ilusionista desglosa lo aprendido;
da concepto y expresión a sus angustias,
y hace un balance de sí mismo. 
Le gusta. Es franco. 
                 Pero no quiere que se note.
Así que va desentrañándose, transmitiéndose
decodificándose desde algoritmos de otra noción de sí mismo.
Sabe que su lenguaje le pertenece, aunque sea la voz de otros.
Confiesa la síntesis de su oficio y experimenta un regocijo cargado                                                           de dudas.
Se consentirá –en consecuente osadía-
a relajar las angustias,
por lo que no abrirá la puerta a escritores, ni fantasmas,
aunque tiene la certeza que del otro lado le escuchan.
Pela los dientes,
y acomoda el culo en la silla,
se quita los zapatos –le duelen los pies-
momentáneamente el mundo no existe
y se afinca a escribir… Hay Función.




29/09/2013
Carlita....

2 comentarios:

  1. Yo comenté que este es el escenario del "ilusionista", un texto vertiginoso que se precipita hacia un final que es el principio de lo incierto, de lo que sucederá en la página pro escribir.

    Eleazar Marín.18-5-2021

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  2. El principio de lo incierto...buena descripción para tan contundente y rotundo escrito.

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